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Premio Nobel de Química 2022

Se conocieron los ganadores del Premio Nobel de Química 2022, se trata del danés Morten Meldal y a los estadounidenses Carolyn Bertozzi y Barry Sharpless popr sus investigaciones sobre la «Química de Click», una herramienta que permite la construcción de moléculas.

Vale recordar el origen de estos importantes premios que otorga anualmente la Real Academia Sueca de Ciencias para reconocer a personas o instituciones que hayan llevado a cabo investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables a la humanidad en el año anterior o en el transcurso de sus actividades.

El premio lleva el nombre de su promotor, Alfred Nobel, nacido el 21 de octubre de 1833 en Estocolmo, Suecia, en el seno de una familia de ingenieros. Fue químico, ingeniero e inventor. Fue una figura conocida por hacer uso de la nitroglicerina como precursora de muchos otros explosivos militares sin humo, especialmente la cordita y acabaría amasando una fortuna durante su vida gracias a sus 355 inventos, entre los que se encuentra la dinamita, el más famoso. Sin embargo, también arrastró un profundo sentido de culpabilidad por el mal que sus invenciones pudieran haber ocasionado a los hombres.

Nobel escribió varios testamentos en vida; el último poco más de un año antes de morir, que firmó el 27 de noviembre de 1895 en el que estableció que su fortuna se emplease en crear una serie de premios para aquellos que llevasen a cabo «el mayor beneficio a la humanidad» en los campos de la Física, la Química, la Fisiología o Medicina, la Literatura y la Paz.

Nobel falleció el 10 de diciembre de 1896 en Italia y los premios comenzaron a entregarse en 1901 en las citadas categorías (anexándose Economía muchos años después) y se reiteran regularmente cada año, excepto durante la segunda guerra mundial que se entregaron de manera irregular.

Cinco argentinos han recibido el Premio Nobel, en una nota anterior hemos homenajeado a Bernardo Houssay (Premio Nobel de Medicina en 1947) y en esta es el turno del Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970. Se suman a la lista Carlos Saavedra Lamas (Premio Nobel de la Paz en 1936), Adolfo Perez Esquivel (Premio Nobel de la Paz en 1980) y Cesar Milstein (Premio Nobel de Medicina en 1984)

Leloir nació el 6 de septiembre de 1906 en Paris donde su familia estaba ocasionalmente. En 1908 su familia regresó a la Argentina y se establecieron en su campo de la zona de San Clemente del Tuyú, Provincia de Buenos Aires. Luis Federico fue autodidacta en su infancia y muy observador de fenómenos naturales.

Sus estudios iniciales se repartieron entre la Escuela General San Martín, donde dio libre el primer año, el Colegio Lacordaire, el Colegio del Salvador y el Beaumont College (este último en Inglaterra). No era un alumno destacado y su primera incursión universitaria terminó rápidamente cuando abandonó los estudios de arquitectura que había comenzado en el Instituto Politécnico de París.

Estudió Medicina en la Universidad de Buenos Aires doctorándose en 1932 y, si bien hizo su residencia en el Hospital de Clínicas de la UBA, decidió dedicarse a la investigación ya que no se hallaba a gusto atendiendo a pacientes. Hizo su tesis doctoral sobre glándulas suprarrenales y el metabolismo de los hidratos de carbono apadrinado por Bernardo Houssay, completada en solo dos años y recibió el premio de la facultad al mejor trabajo doctoral.

Para afianzar sus conocimientos en ciencias básicas, tales como física, matemática, química y biología, comenzó a asistir a clases de dichas especialidades en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires como alumno oyente.

En 1943 Leloir renunció a su cargo de investigador en la Universidad de Buenos Aires, en solidaridad con su mentor Bernardo Houssay, quien había sido expulsado de la Facultad de Medicina de esa universidad por firmar una carta pública en oposición al régimen nazi de Alemania. En 1945 se integró al Instituto dirigido por aquel que luego se transformaría en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Fundación Campomar y que Leloir dirigiría desde su creación en 1947 y durante 40 años.

Desde esa institución realizó y dirigió investigaciones variadas en el campo de la medicina, la biología y la química, superando dificultades económicas enfrentadas por el Instituto. Con herramientas caseras, Leloir se dedicó a estudiar el proceso interno por el cual el hígado recibe glucosa y produce glucógeno, el material de reserva energética del organismo. Estas y otras investigaciones le valieron el premio Benito Juárez otorgado por el gobierno de México, el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba y la membresía de la Pontificia Academia de las Ciencias de la Ciudad del Vaticano por resolución de sus miembros.

Pero fue su investigación sobre los nucleótidos de azúcar y el rol que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono que permitió entender de forma acabada los pormenores de la enfermedad congénita galactosemia, la que le valió en 1970 el Premio Nobel de Química convirtiéndose en el primer iberoamericano en recibirlo.

Todavía en actividad, falleció en Buenos Aires  el 2 de diciembre de 1987 a los 81 años, tras un ataque al corazón poco después de llegar del laboratorio a su casa. Fue enterrado en el Cementerio de la Recoleta de esa ciudad.

Tuve la enorme dicha de verlo personalmente en un congreso de la Asociación Química Argentina  en el año 1980 en la ciudad de San Carlos de Bariloche al que Leloir había concurrido como invitado de honor, la misma humildad de sus años de investigador raso lo caracterizaban siendo ya un científico galardonado con el máximo premio al que puede aspirar, saludando con un apretón de manos a todo aquel que se le acercaba y que le pedía una foto.

Vaya entonces nuestro homenaje a ese prohombre de la ciencia argentina.

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